Prefiero iniciar este escrito con
una brevísima referencia histórica
del nacimiento de los impuestos y el
porque de ellos. La historia de los
impuestos es casi tan antigua como
la historia del hombre pensante.
Desde las primeras sociedades
humanas, los impuestos eran
aplicados por los soberanos o jefes
en forma de tributos, muchos de los
cuales eran destinados para asuntos
ceremoniales y para las clases
dominantes. La defraudación de
impuestos teniendo el carácter y
destino que se les daba eran poco
comunes, debido al control directo
que de la recaudación que hacían
sacerdotes y soberanos.
Las primeras leyes tributarias
aparecen en Egipto, China y
Mesopotamia. Textos muy antiguos en
escritura cuneiforme (es un método
de comunicación humana que se
realiza por medio de signos visuales
que constituyen un sistema), que
datan de hace aproximadamente cinco
mil años, señalaban que “se puede
amar a un príncipe, se puede amar a
un rey, pero ante un recaudador de
impuestos, hay que temblar”. En el
nuevo testamento, aparece la figura
de recaudador de impuestos en la
persona de mateo, siendo este puesto,
algo detestable y poco santo como lo
manifestaban los primeros discípulos
de Jesús.
Respecto a impuestos internacionales,
los pueblos antiguos en sus
relaciones con otras naciones
tomaron a los impuestos como una
forma de sujeción y dominio sobre
los pueblos vencidos. Como ejemplo
tenemos al Imperio Romano, el cual
cobraba fuertes tributos a sus
colonias, situación que permitió que
por mucho tiempo los ciudadanos
romanos no pagaran impuestos.
Impuestos en la edad media
En la edad media los vasallos y
siervos tenían que cumplir con dos
tipos de contribuciones: las
primeras eran prestaciones de
servicios personales y otras de tipo
económico, liquidables en dinero o
en especie.
Los siervos como parte del tributo
en servicios personales, cultivaban
las tierras de su señor ciertos días
a la semana, para lo cual,
participaba con sus manos o con la
fuerza de trabajo de sus animales de
carga o con ambos. En esta época,
los obligados a pagar tributo
pagaban tasas de rescate, que
consistían en el pago de
determinadas cantidades con el
propósito de suprimir servicios
personales o en especie, así con el
tiempo se fueron sustituyendo los
servicios personales por
prestaciones en dinero, lo que da
origen a los diferentes tipos de
impuestos.
Estos son las bases económicas de
los gobiernos para solventar sus
obligaciones económica,
administrativas y sociales conforme
la constitución y las leyes. Por
ende es más que necesaria una
reorientación del cobro de los
impuestos, (en el caso de la Rep.
Dom., que está orientado al consumo
y no a la producción de riqueza),
reducir la evasión fiscal, la
urgencia de un pacto fiscal que
garantice por lo menos que por los
próximos 20 años no sea necesario el
parche al sistema tributario, un
proyecto concebido con visión
futurista, orientado sobre que el
que más produce sea el que más pague.
Donde converjan todos los sectores
de la sociedad sin exclusión. De
igual modo la verificación,
reorientación y/o eliminación de los
subsidios/exenciones y exoneraciones
no productivas. En busca de la
garantía de un sistema tributario
moderno, sano y robusto.
El nivel del comportamiento de los
principales tipos de Ingresos
Fiscales, más significativos en la
economía, sin lugar a dudas, que
revisten una extraordinaria
importancia para el desarrollo del
país, en vista de que los ingresos
fiscales según sus principales
características y formas de manejo y
aplicación real, pueden contribuir a
la estabilidad macroeconómica y a la
promoción del desarrollo económico
sostenible. Es decir gobernabilidad
económica.
En economías subdesarrolladas, el
nivel de desembolso depende en gran
parte de la capacidad de recaudación
del Sistema Impositivo para poner
las rentas requeridas a disposición
del Estado, con el propósito de
satisfacer las múltiples necesidades
de la colectividad. Como
consecuencia de ello le ha tocado a
la política fiscal la espinosa tarea
de obtener de la producción los
ahorros necesarios para financiar
los programas de desarrollo
económico, así los desembolsos
gubernamentales dependerán en gran
medida del Sistema Tributario y de
la capacidad de éste para conseguir
recursos. En el país la tributación
constituye la mayor fuente de
recursos de que dispone el Estado,
juerga decir que la Rep. Dom., al
igual que en la generalidad de los
países del litoral latinoamericanos
la gran proporción de los ingresos
corrientes del Estado provienen de
los tributos.
El comportamiento de los Ingresos
Fiscales determina los niveles de
déficit o superávit Presupuestarios
y/o Financieros del Gobierno
Central, evalúa sus niveles de
impacto Fiscales o Económicos,
evalúa el manejo del Gasto Corriente
del Gobierno, frente a conflictos, a
fin de comprobar en qué medida el
manejo del Gasto Corriente impactó
los efectos de la Crisis o por el
contrario, si contribuyó al
recrudecimiento del Déficit Público
y sus agravantes socioeconómicos.
Los modelos económicos y tributarios
se agotan dan sus respectivas
señales y así lo demuestran el nivel
de pobreza que aún persiste en el
país, el bajo salario, la incidencia
del sector informal con un aporte
total de empleos de 56. %, nivel
suficientemente alto como para ser
indicativo de que las políticas
públicas no han inducido a una real
formalización de la economía y una
señal de que el modelo económico
está en fase terminante de su
agotamiento, bajos estándares de los
indicadores de educación, salud, el
balance del comercio exterior y los
parches económicos en la legislación
tributaria, todo esto pese al
crecimiento sostenido de la economía
en las últimas dos décadas.
El índice de confianza del
consumidor, las necesidades
ordinarias de financiamiento
presupuestario, evaluación de la
ejecución presupuestaria. También
índice de precios, la tasa de
política monetaria, el modelo
económico, el pacto fiscal, los
mercados de trabajo, de valores, los
sistemas de pensión y bancario, el
control de las finanzas públicas,
entre otros temas de interés.
La presión tributaria es algo sobre
lo que se habla mucho en los medios
de comunicación cuando se busca
mejorar las recaudaciones del
Estado, pero de lo qué se trata en
realidad, la presión tributaria es
la cantidad de dinero que recauda el
Estado a través de los impuestos que
cobra desde la Dirección General de
Impuestos Internos (DGII), la
Dirección General de Aduanas (DGA) e
inclusive de la Tesorería Nacional.
Generalmente, para determinar si
está en un nivel adecuado, se mide
en comparación con el producto
interno bruto (PIB), que no es más
que el tamaño de la economía. En el
caso de República Dominicana, la
presión tributaria actual se estima
en 14.5% del PIB. Es decir, que de
cada $100 pesos que produce la
economía en su conjunto, el Estado
recibe $14.50 pesos por concepto de
cobro de impuestos.
En tanto que, la DGII (que
representa el 73.8% de las
recaudaciones del Estado, seguido
por Aduanas con 19.7% y la Tesorería
con 6.5%). Lo anterior indica que si
el PIB crece a ritmo de 6.4% y las
recaudaciones apenas 2.2%, entonces
la presión tributaria tiende a
reducirse como porcentaje del PIB.
Incluso, de seguir esa tendencia,
podría bajar del 14.5% actual. Pero
si los recaudos se colocan por
encima del crecimiento relativo de
la economía medida por el PIB,
entonces esa presión tributaria
podría colocarse por encima de la
proporción actual de 14.5%, lo cual
se traduce en más ingresos para el
Estado.
Pero para que ese incremento de la
presión tributaria sea
verdaderamente efectivo, se requiere
no sólo que crezca en proporción al
crecimiento de la economía medida
por el PIB, sino que además crezca
por encima de los niveles de
inflación medida por el índice de
precios al consumidor (IPC) y por
encima del nivel de devaluación
monetaria que se registre en el país.
La obligación tributaria es una
responsabilidad que concierne a la
ciudadanía en general, compromiso
del cual debemos estar conscientes,
ya que este aporte contribuye al
desarrollo de la nación y al
fortalecimiento de la sociedad. La
Constitución de la República
Dominicana en el numeral 6) del Art.
75 establece como uno de los deberes
fundamentales de las personas:
“Tributar, de acuerdo con la ley y
en proporción a su capacidad
contributiva, para financiar los
gastos e inversiones públicas. Es
deber fundamental del Estado
garantizar la racionalidad del gasto
público y la promoción de una
administración pública eficiente.”
La Dirección General de Impuestos
Internos (DGII), como institución
encargada de administrar los
impuestos nacionales, si bien tiene
el compromiso de recaudar y aplicar
las leyes y normas tributarias,
también es su deber orientar a la
ciudadanía sobre el cumplimiento de
las mismas.
Las contribuciones que los
ciudadanos y ciudadanas deben pagar
al Estado en dinero, es decir los
impuestos, representan una de las
fuentes más importantes para el
presupuesto nacional dominicano;
estos son, los ingresos tributarios,
que junto a los ingresos no
tributarios y los extraordinarios,
le permitirán al Estado obtener
recursos para el cumplimiento de sus
propósitos administrativos y
sociales, para lo que el país debe
contar con ciudadanos comprometidos
con el acatamiento de cumplir
cabalmente con las tributaciones
constituyentes.
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